Estableciendo así una intervención adecuada a las necesidades y características particulares de cada sujeto con el objetivo de que el individuo pueda sentirse libre y pleno en lo espiritual, psicológico, personal y social.
Dice Dios: “ Los lavaré con agua pura, los limpiaré de todas sus impurezas, los purificaré del contacto con sus ídolos; pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil. Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos.”
Ezequiel 36: 25 al 27 (versión Dios Habla Hoy)